Dinamarca está tomando medidas drásticas para proteger a su juventud del impacto, según el gobierno, negativo de las redes sociales. La primera ministra Mette Frederiksen ha anunciado planes para prohibir el acceso a ciertas plataformas a menores de 15 años, argumentando que estas "roban la infancia" y contribuyen al aumento de la ansiedad y la depresión.
¿Qué Redes Sociales Están en la Mira?
Aunque Frederiksen no especificó plataformas concretas, se presume que la medida apunta a gigantes como TikTok, Snapchat e Instagram, que son especialmente populares entre los jóvenes. La preocupación central es el tiempo excesivo que los niños pasan en estos entornos digitales y el contenido al que están expuestos.
El Debate Sobre la Disciplina y la Autoridad
La iniciativa se enmarca en un debate más amplio sobre la disciplina y la autoridad en las escuelas. Frederiksen ha expresado su inquietud por la falta de disciplina y el "ruido y alboroto" en las aulas, señalando que una escuela sin autoridad conduce a una sociedad sin autoridad. La prohibición de redes sociales se presenta como una forma de restablecer el equilibrio y promover un ambiente más propicio para el aprendizaje.
Reacciones y Antecedentes
Un informe gubernamental reveló que el 94% de los jóvenes daneses tienen un perfil en redes sociales antes de los 13 años, a pesar de las reglas de edad mínima. Además, los niños de entre 9 y 14 años pasan un promedio de tres horas diarias en TikTok y YouTube. Estos datos han impulsado la urgencia de la medida.
¿Una Tendencia Global?
Dinamarca no está sola en esta preocupación. Australia ya ha implementado restricciones similares, y Noruega está considerando una prohibición para menores de 15 años. El debate sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental y el bienestar de los jóvenes está ganando terreno a nivel mundial.
¿Qué Significa Esto para los Padres Peruanos?
Esta noticia resuena en Perú, donde muchos padres se enfrentan a desafíos similares con el uso de las redes sociales por parte de sus hijos. La experiencia danesa podría servir como un catalizador para un debate nacional sobre la regulación y la protección de la infancia en el mundo digital.