En un movimiento inusual, el presidente argentino Javier Milei ofreció un concierto de rock en Buenos Aires, buscando "recuperar la mística" en un momento en que su gobierno enfrenta una crisis económica persistente y una serie de escándalos de corrupción. El evento, que tuvo lugar en un mini estadio, contrastó fuertemente con los desafíos que enfrenta el país.
Un Presidente Rockero en Escena
Vestido con una chaqueta de cuero negro, Milei interpretó canciones de rock argentino, incluyendo clásicos de Charly García y Los Ratones Paranoicos, ante miles de seguidores. La presentación incluyó fuegos artificiales y un ambiente de euforia, culminando con la frase: "Me voy a ir a bañar y me visto de presidente".
El concierto se produjo en medio de la renuncia del candidato oficialista a diputado, José Luis Espert, por acusaciones de vínculos con un empresario acusado de narcotráfico en Estados Unidos. Este escándalo se suma a la búsqueda de ayuda financiera por parte del gobierno de Milei en Washington, antes de las elecciones legislativas donde necesita fortalecer su posición en el Congreso.
Reacciones y Contexto Político
El concierto, descrito como un acto político de efectos inciertos, generó diversas reacciones. Algunos lo vieron como una forma de conectar con sus seguidores y revitalizar su base de apoyo, mientras que otros lo criticaron por considerarlo inapropiado en medio de la crisis que atraviesa el país.
La presentación de un libro, titulado 'La construcción del milagro', sirvió como excusa para el recital, que también funcionó como acto de campaña. Milei cantó con su banda, compuesta por diputados y su biógrafo, versiones de clásicos del rock argentino ante 15.000 personas. El evento buscaba generar un subidón de adrenalina indispensable para superar el mal momento político que atraviesa el mandatario.
Este tipo de eventos son inusuales en la política argentina y el mundo, y será crucial observar cómo impacta en la opinión pública y en el futuro político del país.