Mientras el Southampton se prepara para enfrentar al Swansea este fin de semana, es inevitable recordar un encuentro de una época muy diferente, un partido que, para muchos fanáticos de los Saints, marcó un doloroso punto de inflexión en la historia del club.
El fatídico 13 de abril de 1982
El 13 de abril de 1982, el equipo de Lawrie McMenemy viajó a Vetch Field para un choque contra un Swansea que vivía su temporada de debut en la máxima categoría. Lo que debería haber sido un momento crucial en una emocionante carrera por el título se conoció como el "Grip of Ruin" (Agarre de la Ruina): una derrota por 1-0 que vio desmoronarse efectivamente los sueños de los Saints de un título de la Primera División.
El contexto de este juego es crucial. Durante dos meses, Southampton había estado en la cima de la Primera División. Habían alcanzado la cima por primera vez en su historia después de una victoria por 1-0 sobre Middlesbrough en enero, una victoria que fue aún más dulce por la sorprendente victoria del Swansea sobre el Manchester United el mismo día.
Los Saints habían mantenido la calma durante febrero y gran parte de marzo, pero el impulso comenzaba a cambiar.
Un Swansea en ascenso
Swansea, un equipo que había ascendido desde la Cuarta División en solo cuatro temporadas, había ocupado brevemente el primer puesto a fines de marzo, lo que demostró su propia fuerza formidable.
De cara al partido en Vetch Field, las apuestas eran increíblemente altas. Este fue un encuentro entre dos equipos que luchaban por un lugar en Europa, con Swansea también mirando un lugar en la cima de la liga.
El juego fue notable no solo por su resultado, sino también por el debut de un joven delantero, Keith Cassells. Fichado del Oxford United de la Tercera División en marzo de 1982, Cassells fue traído por McMenemy para agregar potencia de fuego después de que Steve Moran sufriera una grave lesión en la espalda. Según los informes, fue valorado en £110,000 en el acuerdo que también vio a Mark Wright llegar al club.
El joven delantero, que había sufrido una lesión en el tobillo en su último partido con el Oxford, jugó a pesar del dolor después de recibir una inyección de cortisona para hacer su debut.