Portland, Oregón, ha vivido un fin de semana de intensas protestas frente a las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), atrayendo la atención nacional e incluso la intervención del Presidente Trump. Los eventos han estado marcados por enfrentamientos, el uso de gases lacrimógenos y órdenes judiciales restrictivas.
Un Fin de Semana Explosivo
La situación escaló rápidamente cuando el Presidente Trump intentó desplegar a la Guardia Nacional en Portland, a pesar de la oposición de funcionarios locales y estatales, así como de una orden judicial federal. Ante el bloqueo de su orden inicial para la Guardia Nacional de Oregón, Trump recurrió a la Guardia Nacional de California y Texas para enviar tropas federales a la ciudad.
La jueza de distrito Karin Immergut falló dos veces a favor del estado de Oregón, bloqueando temporalmente el despliegue de la Guardia Nacional bajo mando federal. La jueza escuchó narrativas opuestas sobre las protestas en la instalación de ICE en South Portland.
Las Versiones Enfrentadas
Los abogados del gobierno de Trump argumentaron que los manifestantes habían atacado a los agentes federales con piedras, ladrillos, gas pimienta y artefactos incendiarios, dañando la propiedad federal, incluyendo ventanas rotas, cámaras de seguridad y lectores de tarjetas. Por otro lado, los abogados de Portland y el estado de Oregón presentaron evidencia que muestra que las protestas habían sido relativamente pacíficas antes de la orden de Trump. La noche anterior a su publicación en redes sociales sobre Portland, la policía notó que la protesta en la instalación de ICE contó con 8 personas.
Las protestas en Portland y la respuesta federal continúan generando debate y controversia, con acusaciones de uso excesivo de la fuerza y de politización de la seguridad pública. La situación sigue siendo tensa y la ciudad se prepara para posibles nuevas manifestaciones.